Mi barquilla, de Leonor Blander




Náufraga soy y, en la desierta orilla
donde la suerte me arrojó inhumana,
solo me queda mi feliz barquilla
para lanzarme al piélago mañana.
En ella surcaré los anchos mares,
los abismos y escollos salvaré,
y si alivio no encuentro a mis pesares
abrazada con ella me hundiré.
¡Santa barquilla, religión divina!
en el revuelto mar de mi existencia
tú eres la sola luz que me ilumina,
tú eres mi bien, mi poderosa ciencia;
tú eres la sola y única esperanza
que alienta al corazón desfallecido,
cuando del mundo en la terrible danza
el pecho exhala su postrer gemido.


Fuente: La guirnalda literaria (1870).
** La edición es mía.

Photo via Visual Hunt

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