Bella,
hermosa y hechicera,
serena,
diáfana y pura,
la
noche grata ventura
nos
presenta en derredor.
La
brisa blanda y amena
que
suavemente murmura,
embalsama
con dulzura
con
su aliento embriagador.
La
blanca luna plateada
alumbra
la gran pradera,
y
la hace más hechicera
con
su apacible mirar.
¡Ay,
quién, Xalapa encantada,
en
noche tan bella y pura,
gozara
de la hermosura
de
tu florido pensil!
¡Si
las alas fugitivas
de
la pasajera brisa
me
envolvieran con sonrisa
para
llegar hasta ti!
Gozaría
de dicha y calma
al
ver de nuevo tu mapa,
porque
eres, bella Xalapa,
el
jardín do yo nací.
Por
eso de gozo henchida
al
recordar tu hermosura,
canta
llena de ventura
quien
vio allí la primera luz.
Tú
que escuchaste indulgente
mi
tierno y primer gemido,
escucha
ahora que he crecido
mi
desabrida canción.
Mi
cuna en tu fértil suelo
mecieron
tus auras puras,
y
entonces de mil dulzuras
estaba
mi derredor.
Mas
luego la suerte adversa,
al
cabo de seis abriles,
me
alejó de tus pensiles
y
me quitó el dulce Edén.
Edén
de puras sonrisas,
de
encantos y bienandanza,
contigo
soñé en bonanza
desde
mi vida infantil.
Al
fin el piadoso cielo
Me
concedió verte un día,
y
al fin vi la patria mía,
mi
ensueño fascinador.
Trece
años contaba entonces,
y
llena de paz y calma
rogué
a Dios con toda el alma
no
me alejara de ti.
Gocé
tres años de verte,
y
hoy desde aqueste retiro,
con
el aura mi suspiro
le
envío a mi dulce Xalapa.
En
este instante recuerdo
Al
ver la luna plateada,
que
así cual está argentada
la
vi asomar en tu cielo.
Recuerdo
de tus jardines
las
frescas y bellas rosas,
las
esencias deliciosas
de
la azucena y jazmín.
¡Ay,
cuántas cosas recuerda
mi
alma que se adormece,
que
en ilusiones se mece
al
recuerdo de su amor!
Porque
a ti, bella Xalapa,
vergel
de las lindas flores,
canta
siempre sus amores
quien
tu céfiro arrulló.
Ojuelos,
19 de junio de 1860.
Fuente:
Ensayos poéticos dedicados a las bellas
xalapeñas (1866).
**
La edición es mía.
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