A un árbol seco, de Mercedes Valdés




Marchito ya, sin hojas ni frescura,
de asoladores vientos castigado,
a la mísera suerte abandonado,
lamentas tu infinita desventura:
no te ofrece la brisa en la espesura
de sus alas el soplo regalado,
y de aromas y flores despojado,
eres cadáver de la selva oscura.
Pasa el arroyo sin mirar tu frente,
sin verter en tu tronco carcomido
el agua de su plácida corriente;
y tú entretanto, de sufrir rendido,
te estremeces al fin, caes tristemente,
y ruedas por los campos del olvido.


Fuente: Poesías (1854).
** La edición es mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario