La Virgen dolorosa, de Rosario Flores



Venid y ved si hay dolor
que iguale al mío.


Venid los que perdisteis la alegría,
los que halláis por doquier males sin cuento;
detened vuestros pasos un momento
en esta senda que al Calvario guía.
Contemplad un instante mi agonía;
comparad vuestro mal a mi tormento;
comprended, si podéis, mi sufrimiento,
y ved si hay pena cual la pena mía.
Yo gimo solitaria en este suelo:
los tormentos de mi Hijo he presenciado;
le vi morir, sin darle ni un consuelo,
yo que lo amé como ninguno ha amado:
y aumentan más mi triste desconsuelo
la ingratitud del hombre y su pecado.


Fuente: Poetisas mexicanas (1893).
** La edición es mía.


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