Octavas, de Mariana Velázquez de León



Ésta que ves, ¡oh, pueblo afortunado!,
que ya se eleva al pedestal asiento,
es de tu rey augusto un fiel traslado,
y de lealtad eterno monumento.
Este máximo bulto ha demostrado.
de amante corazón el ardimiento;
pues lo dedica. ¡oh, mexicana corte!,
el magnánimo, el sabio BRANCIFORTE.

Ejerce imperio dulce y agradable
la gratitud en alma siempre noble,
dominio suave, potestad amable,
que ni admite ni gusta un pecho doble;
y así a esta efigie sacra y admirable,
sus cultos tu lealtad ahora redoble,
pues te la ofrece, ¡oh, mexicana corte!,
el magnánimo, el sabio BRANCIFORTE.

Cuando Alejandro a Jove un templo erige,
de liberalidad haciendo alarde,
la gloria para sí después exige
por la ambición vehemente que en él arde:
aquí todo el honor se le dirige
al grande CARLOS IV, que Dios guarde,
y a esto te impele, ¡oh, mexicana corte!,
el magnánimo, el sabio BRANCIFORTE.


Fuente: Cantos de las musas mexicanas con 
motivo de la colocación estatua equestre de 
bronce de nuestro augusto soberano Carlos 
IV (1804).
** La edición es mía.

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