Del
sol bendigo el luminoso rayo,
que
quizá va marcando mi destino…
Luz
divina que das al peregrino
pomas
rosadas en el fértil mayo.
Quiero
tu luz para alumbrar mi senda
cegada
por el oro de tu gloria…
De
tu gloria sin par, que abrió en la Historia
mundo
generoso de leyenda.
Quiero
envolverme en tu dorado manto,
ofrendarte
el lirismo de mi canto,
y
en el claro alborear de una mañana,
si
audaz te acercas a mi tibio nido,
sentir
que tu caricia me ha dormido,
al
penetrar sutil por mi ventana.
Fuente:
Poetas jóvenes cubanos.
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La edición es mía.
Photo via VisualHunt
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