Las
flores son mis amores.
Sin
ellas es mi existencia
una
continua dolencia;
con
ellas mi corazón
adormece
su aflicción,
y
si algún pesar le queda
torna
a coger otras nuevas.
Su
fragancia, su frescor,
calma
un tanto el dolor;
mis
angustias se mitigan;
cicatrizan
mis heridas,
y
embargadas mis potencias
se
aletarga mi existencia;
caigo
en un largo sopor:
ni
sombra ya de amargor;
mis
ensueños son delicias;
blando
céfiro acaricia
mi
fresca adormilada sien.
No
es ilusión: a un edén
dulcemente
transportada
mi
alma tierna está extasiada
y
embriagada de placer.
Fuente:
Desahogos del corazón.
**
La edición es mía.
Photo via Visual hunt
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