En
muchas ocasiones, para ahorrarnos un poco tiempo, quienes buscamos algo muy
específico en varios cerros o gigabits de libros y periódicos, solemos recurrir
a un invento maravilloso: los índices. Sin embargo, como todo en este mundo, tal
invento tiene sus limitaciones. Una de ellas es que puede nublar más de lo que
aclara. Para ilustrar esto podemos poner el ejemplo de Jesús. Por supuesto, no se
trata aquí del Nazareno, sino del nombre propio, que puede usarse tanto para varones
como para mujeres. Esto último, en una materia como la de nuestro blog, resulta
espinoso.
Si
revisáramos tan sólo los índices de obras como Parnaso peruano o Guirnalda
salvadoreña, por dar un par de ejemplos concretos, fácilmente pasaríamos
por alto la presencia de dos mujeres poetas: la peruana Jesús Sánchez y la
salvadoreña Jesús López, de quienes estaremos hablando en futuras entradas de
este blog.
Parte del índice de Parnaso peruano, publicado por José Domingo Cortés en 1871. (El coloreado es nuestro, no del original) |
Parte del índice del segundo tomo de Guirnalda salvadoreña, publicada en 1885 por Román Mayorga. (El coloreado es nuestro, no del original) |
Por
fortuna, los editores del parnaso y la guirnalda arriba mencionados se tomaron la
molestia (¡no todos los editores o compiladores lo hacen!) de incluir unas breves notas biográficas que comunican
al lector que “esos Jesús” son, en realidad, “esas Jesús”. Curiosamente, lo
mismo ocurre, pero en sentido inverso, con nombres como Guadalupe, Trinidad,
Paz, Ventura y hasta María.
Para
evitar que lo anterior nos ocurra, en Escritoras de la América Hispánica
intentaremos ofrecer, junto con la obra de las autoras que vayamos antologando,
los pocos o muchos datos biográficos suyos que podamos encontrar. Esta labor no es
siempre sencilla, porque algunas escritoras han quedado prácticamente en el
olvido, pero merece la pena.
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