Ema A. Berdier, la “eximia poetisa” inexistente

En el último tercio del siglo XIX los parnasos fundacionales comenzaron a jugar un rol fundamental en el horizonte artístico de su tiempo, tanto porque implicaban difusión a nivel nacional e internacional, como porque coadyuvaron a la conformación del canon. Por ende, para narradores y poetas casi siempre representaba un honor que su obra fuese incluida en dichos parnasos; en el caso de las mujeres escritoras, ese honor era, además, algo más infrecuente. Sin embargo, no todos escritores se tomaron el asunto con seriedad. Algunos, como los argentinos Bernabé Demaría y Juana Manuela Gorriti, supieron aprovechar la oportunidad para improvisar una obra y echarse una carcajada. Gracias a ello surgió "Ema A. Berdier", o "Ema Aurora Berdier", la infortunada poeta y pintora que… nunca existió.

Como hemos dicho en otras entradas, uno de los grandes promotores de los parnasosfundacionales fue José Domingo Cortés. A este bibliógrafo chileno se deben, por ejemplo, los parnasos boliviano, chileno, argentino y peruano, así como otras compilaciones: América poética, Prosistas americanos, Poetisas americanas, etc. Para realizar esta compleja labor, Cortés dependía en muy buena medida de que sus amigos y sus contactos le proporcionasen información oportuna, precisa y, por supuesto, verdadera. Pero lo último no siempre ocurría. Eso lo demuestró el repentino crepúsculo y sonoro ocaso de Berdier, cuya obra circuló en publicaciones periódicas de la época (especialmente en La ondina del Plata, de Luis Telmo Pintos, hacia 1875) y fue antologada en obras clave como América poética, Poetisas americanas y Parnaso arjentino, de Cortés.


Cubierta de Poetisas americanas.


La historia de Berdier es bastante simple y divertida: Cortés estaba recopilando información para una antología y Demaría le envió unos poemas, explicando que eran de una poetisa talentosa y desgraciada. Confiado y conmovido, Cotés incorporó esos versos a América poética: poesías selectas americanas con noticias biográficas de los autores, libro publicado en 1870. Allí proporciona la siguiente información biográfica:



Los versos de Berdier despiertan pronto la curiosidad de la gente, y en especial la de los escritores argentinos. De la noche a la mañana, todos quieren conocer a la nueva poeta. De hecho, Juana Manuela Gorriti busca a Demaría para pedirle que le presente a Berdier… Y éste le confiesa su culpa. En vez de enfadarse, Gorriti decide redoblar el engaño. Se dice que es ella quien elige el retrato de una mujer hermosa e inquietante para darle materialidad y rostro a Berdier. Por desgracia, no hemos podido conseguir esa imagen. A partir de entonces, esta misteriosa escritora estará en la boca de la sociedad bonaerense. Entre los elogios que recibe merece destacar los del escritor y crítico literario Rafael Obligado. Y varios autores le dedicaron algún poema. Es el caso de JosefinaPelliza, de quien ya hemos hablado en una entrada anterior.

Algunos años más tarde, luego de que los periódicos y los mismos escritores se dedicaran a defender o negar apasionadamente la existencia de Berdier, se desveló la verdad: Ema A. Berdier era una especie de nombre anagramático bajo el cual se escondían Demaría y Gorriti. La historia ha pasado al anecdotario de la literatura hispanoamericana (o latinoamericana). Sin embargo, todavía hay algunos despistados que siguen contando a esta “eximia poetisa”, como la llamó Gorriti, en el catálogo de autores de la América Hispánica.


A continuación ofrecemos los primeros poemas de Berdier, publicados por Cortés en América poética (1870).

"Adiós á mi adolescencia."


"Realidad y esperanzas" e "Insomnios y sueños".


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