Día de las Escritoras

Hoy, primer lunes después de la fiesta de la transverberación de Teresa de Jesús (15 de octubre), se celebra en España el Día de las Escritoras, organizado por la BibliotecaNacional de España en colaboración con la Federación Española de MujeresDirectivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y la asociación Clásicas y Modernas para la igualdad de género en la cultura. Se trata de una celebración anual, cuyo objetivo central es promover la visibilidad de las mujeres en un medio que, por desgracia, todavía no es igualitario. De ahí que, pese a que en varios países exista ya un Día del Escritor, se haya optado por tener una fecha exclusiva para las mujeres.

A continuación reproducimos
un fragmento de “El Día de las Escritoras celebraprimera edición con la denuncia de la desigualdad en la Literatura”, artículo de hoy de Paloma Fidalgo en el diario digital BEZ, en donde se retoman algunas de las palabras de la escritora Laura Freixas, presidenta de Clásicas y Modernas:

Una de las preguntas del millón que salen al paso al reivindicar la huella literaria de las mujeres es si existe una literatura específicamente femenina, que toque una fibra diferente a la que, en contraposición, debería considerarse ‘masculina’, o si, por el contrario, tan solo considerar su existencia constituye un retroceso en la lucha por la igualdad. Ya Virginia Woolf animaba a crear una literatura “andrógina”, Flaubert o Tolstoi practicaron un celebrado travestismo literario pergeñando a las míticas Madame Bovary y Ana Karenina, y Gertrude Stein estableció una frontera temporal asegurando que las escritoras, hasta el siglo XIX, solo sabían hablar de sí mismas, luego aprendieron ya a narrar otras cosas.Freixas evita “el adjetivo ‘femenino’ porque está cargado de ideología, no sirve como categoría de análisis, cada uno lo interpreta como quiere. Soy más empírica y hablo de ‘literatura escrita por mujeres”. Y ésta en efecto tiene, a su juicio, “unas características propias, al menos temáticas. Aporta nuevos argumentos, nuevos personajes, incluye en la literatura muchos ámbitos que la literatura escrita por hombres no aborda”, como “la crítica a la doble moral sexual, o al mito del amor, o al matrimonio, o toda la problemática en torno a la maternidad (qué ocurre cuando una mujer se queda embarazada ‘ilícitamente’), o la violencia machista, o simplemente la vida cotidiana de las mujeres en tanto que amas de casa”. “Se trata de un asunto complicado”, valora Medel. “La etiqueta ‘libros para mujeres’ -y con ella ‘literatura femenina’- posee un tono peyorativo”, entiende. “En primer lugar, claro, se encuentra el hecho de que la etiqueta ‘literatura femenina’ se identifique con la etiqueta ‘libros para mujeres’, que no convive con la etiqueta ‘libros para hombres’: ‘libros para mujeres’ limita y sectariza, remite al gueto”, observa. “A mí me interesa mucho -no quiere decir que esté a favor- el concepto de literatura femenina tal y como lo entendieron Béatrice Didier y Hélène Cixous”. Ésta última afirmó que “no podemos hablar de escritura femenina por el hecho de que una obra la firme una mujer. No sé si superado o no, desde luego sugerente todavía, nos invita a replantearnos la posición de la escritura, la posición de la lectura y la posición de género -impuesto o escogido- desde la que afrontamos ambos gestos”.


En Escritoras de la América Hispánica nos sumamos al esfuerzo de promover la lectura, la difusión y el estudio de la literatura escrita por mujeres. Y aprovechamos la celebración de hoy para mandar una felicitación a todas las que han encontrado en la literatura y la escritura su vocación, su oficio y su pasión.

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