En el álbum de Matilde Amador, de Etelvina Carbó



¿Quisieras para tu álbum
mis desacordes versos?
¡Ah!, cómo se conoce
que cuentas con mi afecto,
que sabes que negarte
no puedo un pensamiento;
que un corazón amante
no queda satisfecho,
si del objeto amado
no llena los deseos.
Si yo por un instante
juzgara no ser cuerdo
estampar en este álbum
descoloridos versos,
sentiría en el alma
cruel desasosiego;
que al fin, hoy, desafiando
a críticos severos,
me digo: ¡Que censuren,
con tal que satisfecho
el corazón me quede
a par de tus deseos!
Y así, por complacerte,
¡ya verás que me atrevo
a un duelo, que pudiera
acaso ser funesto!;
pero yo, mi amiguita,
a todo me resuelvo.
Un temorcillo sólo
abrigo en mis adentros,
y es que puede la Iglesia
condenar este duelo.
Mas si el caso llegare
hasta el último extremo,
y mis temores fueren
fundados, ¡presto! ¡presto!,
la cerviz doblaría,
y a mis censores luego
dijera: ¡Soy cristiana!
¡Mi ser a Dios le debo!
Y no puedo orgullosa
quebrantar sus preceptos,
por tanto, pues, señores,
¡nada, nada de duelos!,
y a su sabor censuren,
que a todo me someto.



Fuente: Antología ecuatoriana (1892).
** La edición es mía.

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