Hiciste
un magnífico dramático
de amor en el papel,
y
yo que hacía de respetable público
tanto me impresioné
que,
emocionada, te aplaudí frenética;
y no teniendo yo
con
qué premiar tu incomparable mérito,
me arranqué el corazón,
porque
era de valor mi prenda única,
y palpitante aún
te
la arrojé entusiasta el palco escénico
a donde estabas tú.
Seguiste
haciendo tu papel, impávido,
pisaste el corazón,
diste
las gracias con frialdad artística,
y se cayó el telón.
Fuente: La lira poblana (1893).
** La edición es mía.
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