A Morelos, de Leonor Craviotto



I

Hay dentro de mi ser un algo intenso
que va por mi alma cual divino efluvio,
fuego devorador, sagrado, inmenso,
ardiente como el cráter del Vesubio.


II

Deseo narraros con mi humilde acento
las grandes glorias de la Patria mía,
y con la fe de un noble sentimiento
arrebatar al cielo su poesía.


III

Deseo elevar la gloria hasta los Andes,
del valiente Morelos la victoria,
que aun mereciera pedestal más grande
el héroe de la Patria y de la gloria.


IV

Ante el ara de Dios, quiero resuene
potente y grande, y en su airado vuelo
con su renombre los espacios llene,
y cubra el mundo, y se levante al cielo.


V

Se alzó grande y terrible a la venganza
del mundo de Colón, sus grandes ojos
se fijaban severos, centellando
de impaciencia, de cólera y de enojos.


VI

Secundando de Hidalgo los desvelos.
quiso ver a su Patria libre y grande.
Se elevó su grandeza hasta los cielos,
su valor tan potente cual el Ande.


VII

Tú eras, Morelos, la terrible espada
que Anáhuac levantó contra el tirano;
gozose al verte el
suelo mexicano
y tembló la opresión amedrentada.


VIII

Los leones españoles, en su mente,
no midieron cruzando el océano.
¡Cuán grande eras, Morelos, cuan potente!
¡Gloria inmensa del mundo americano!


IX

Tú eras de Libertad el soplo ardiente
que disipar la servidumbre pudo,
pero obstinado el invasor sañudo
alzar te vio la valerosa frente.


X

Y un patíbulo atroz te preparaba
su mano con mortal desasosiego,
creyendo así extinguir el sacro fuego
que de tu grande corazón brotaba.


XI

Tú, lleno de valor lo combatiste.
Coronó tus esfuerzos la victoria:
con tan grande valor, con tanta gloria
el yugo de tres siglos sacudiste.


XII

Tu sangre en el cadalso derramada
el premio fue de tus gloriosos hechos,
mas no el suplicio abate heroicos pechos.
Tu sangre por doquier es venerada.


XIII

En su grito postrero de agonía,
mirad, nos dice, de mi sangre el lago,
y despertó la Patria, y a su amago
se desplomó la horrible tiranía.


XIV

Loor eterno a su inmortal memoria,
que la Patria orgullosa nos presenta.
No es el cadalso, no, del héroe afrenta:
es el templo y el trono de su gloria.


XV

De verdugos cercado, así fallece
tu vengador, ¡oh, Patria!, el gran Morelos,
mas voló del cadalso hasta los cielos,
y en el orbe su gloria resplandece.


XVI

Tiende en su honra mantos de azucenas,
que la paz embalsama y engrandece.
Levántate ante el mundo, y aparece
gigante y poderosa ante la historia.


XVII

Esto con ansia el corazón desea.
Lucha tú siempre con amor profundo,
hasta llegar a conseguir que un mundo
el pedestal de tu grandeza sea.


Fuente: La lira poblana (1893).
** La edición es mía.


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