I
Hay
dentro de mi ser un algo intenso
que
va por mi alma cual divino efluvio,
fuego
devorador, sagrado, inmenso,
ardiente
como el cráter del Vesubio.
II
Deseo
narraros con mi humilde acento
las
grandes glorias de la Patria mía,
y
con la fe de un noble sentimiento
arrebatar
al cielo su poesía.
III
Deseo
elevar la gloria hasta los Andes,
del
valiente Morelos la victoria,
que
aun mereciera pedestal más grande
el
héroe de la Patria y de la gloria.
IV
Ante
el ara de Dios, quiero resuene
potente
y grande, y en su airado vuelo
con
su renombre los espacios llene,
y
cubra el mundo, y se levante al cielo.
V
Se
alzó grande y terrible a la venganza
del
mundo de Colón, sus grandes ojos
se
fijaban severos, centellando
de
impaciencia, de cólera y de enojos.
VI
Secundando
de Hidalgo los desvelos.
quiso
ver a su Patria libre y grande.
Se
elevó su grandeza hasta los cielos,
su
valor tan potente cual el Ande.
VII
Tú
eras, Morelos, la terrible espada
que
Anáhuac levantó contra el tirano;
gozose
al verte el
suelo mexicano
y
tembló la opresión amedrentada.
VIII
Los
leones españoles, en su mente,
no
midieron cruzando el océano.
¡Cuán
grande eras, Morelos, cuan potente!
¡Gloria
inmensa del mundo americano!
IX
Tú
eras de Libertad el soplo ardiente
que
disipar la servidumbre pudo,
pero
obstinado el invasor sañudo
alzar
te vio la valerosa frente.
X
Y
un patíbulo atroz te preparaba
su
mano con mortal desasosiego,
creyendo
así extinguir el sacro fuego
que
de tu grande corazón brotaba.
XI
Tú,
lleno de valor lo combatiste.
Coronó
tus esfuerzos la victoria:
con
tan grande valor, con tanta gloria
el
yugo de tres siglos sacudiste.
XII
Tu
sangre en el cadalso derramada
el
premio fue de tus gloriosos hechos,
mas
no el suplicio abate heroicos pechos.
Tu
sangre por doquier es venerada.
XIII
En
su grito postrero de agonía,
mirad,
nos dice, de mi sangre el lago,
y
despertó la Patria, y a su amago
se
desplomó la horrible tiranía.
XIV
Loor
eterno a su inmortal memoria,
que
la Patria orgullosa nos presenta.
No
es el cadalso, no, del héroe afrenta:
es
el templo y el trono de su gloria.
XV
De
verdugos cercado, así fallece
tu
vengador, ¡oh, Patria!, el gran Morelos,
mas
voló del cadalso hasta los cielos,
y
en el orbe su gloria resplandece.
XVI
Tiende
en su honra mantos de azucenas,
que
la paz embalsama y engrandece.
Levántate
ante el mundo, y aparece
gigante
y poderosa ante la historia.
XVII
Esto
con ansia el corazón desea.
Lucha
tú siempre con amor profundo,
hasta
llegar a conseguir que un mundo
el
pedestal de tu grandeza sea.
Fuente:
La lira poblana (1893).
**
La edición es mía.
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