—¿Con
que te vas? –le dije conmovida,
temblando
de emoción.
—Es
fuerza ya –me dijo– que me aleje
de
la esperanza en pos.
¿Qué
quieres? ¡Ay, me arrancan de tu lado…!
Más
no temas, que voy
buscando
el porvenir en que soñamos
ser
felices los dos.
—Te
arrancarán –le dije– de mi lado;
de
mi alma, no, ¡jamás!
Ve,
pues, bien mío, el corazón presiente
la
dicha alcanzarás;
y
mientras tanto el porvenir sea tuyo,
¿mi
amor olvidarás?
—Mientras
palpite de emoción henchido
mi
ardiente corazón,
tú
reinarás en él pura y radiante,
y
contigo mi amor.
*
*
Y
en medio de la noche silenciosa
pensaba
en este adiós,
y
del fondo del alma dolorida
un
suspiro brotó…
¡Acaso
que el destino, presentía,
se
opusiera terrible entre los dos!
Fuente:
Poetisas mexicanas (1893).
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La edición es mía.
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