Muerte de Amado Nervo, de Gertrudis Vázquez López





Ausente ya del mundanal concierto,
quizás en los dominios de lo arcano,
acarició con su incorpórea mano
la estrella azul con que soñó despierto.
Mientras, en este lúgubre desierto
se alza la queja del dolor humano
y un miserere entona el océano
por el divino rimador que ha muerto.
Al golpe audaz de la segur tirana
agitose la fronda americana,
como elevando al cielo una querella;
desenfrenó la tempestad su ira,
¡y el fulmíneo creyón de la centella
en el espacio rubricó una lira!


Fuente: Poetas jóvenes cubanos.
** La edición es mía.

Photo via Visual hunt

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