Veinte
años, nada más…
y
un alma inquieta y dulce
y
un corazón sin par.
Veinte
años, nada más…
Roja
sangre en los labios,
blanca
nieve en la faz.
Veinte
años, nada más…
Carnes
de nardo, finas,
ojos
verdes de mar.
Veinte
años, nada más,
¿y
hay quién, muchacha hermosa,
ósate
condenar?
¡Bésale
bien y más!
¡Los
labios bellos tienen
derecho
de besar!
Fue
así ― 1922.
Fuente: Sus mejores poemas.
** La edición es mía.
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