Tiembla
en el cáliz de la blanca rosa
la
gota cristalina de rocío,
cruza
ligero murmurando el río,
la
niebla se levanta vaporosa,
gime
suave la brisa vagarosa
entre
arboleda de ramaje umbrío,
y
en las noches templadas del estío
la
luna se desliza misteriosa…
Solo
mi alma, de duelo entristecida,
vaga
entre sombras de letal tormento
con
la esperanza y la ilusión perdida;
me
agobia sin piedad el sufrimiento,
que
al emprender mi madre la partida,
en
brazos me dejó del desaliento.
Fuente:
Poetisas mexicanas (1893).
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La edición es mía.
Photo via Visual hunt


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