Hay
una flor silvestre que su broche
desata
cuando el sol quema la tierra,
y
antes que brille el astro de la noche,
como
cansada de gozar, se cierra.
Testigo
del concierto bullicioso
que
forman los insectos y las aves,
parece
desdeñar el misterioso
vago
murmullo de las noches suaves.
Solo
vierte su aroma al aire cálido
lleno
de luz, colores y armonía;
nada
de lo que es dulce, tenue y pálido,
goza
los besos del Galán de día.
Nunca
habréis visto que su blanca frente,
se
haya elevado al cielo en noche alguna;
amante
de la luz y el sol ardiente,
dormido
siempre lo encontró la luna.
También
un corazón, galán abierto
a
la pasión, al esplendor y al ruido,
para
gozar del mundo, está despierto,
para
mi tierno amor, está dormido.
Fuente:
Homenaje a la inspirada poetisa
tlacotalpeña Josefa Murillo (1899).
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La edición es mía.
Photo credit: florixc via VisualHunt.com / CC BY-SA
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