Envueltas
entre espumas diamantinas
que
salpican sus cuerpos sonrosados
por
los rayos del sol iluminados,
surgen
del mar en grupos las ondinas.
Cubriendo
sus espaldas peregrinas
descienden
los cabellos destrenzados,
y
al rumor de las olas van mezclados
los
ecos de sus risas argentinas.
Así
viven contentas y dichosas
entre
el cielo y el mar, regocijadas,
ignorando
tal vez que son hermosas
y
que las olas, entre sí rivales,
se
entrechocan, de espuma coronadas,
por
estrechar sus formas virginales.
Fuente:
Parnaso antillano [1].
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La edición es mía.
Photo via Visualhunt.com
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