¿Por
qué te asustas, ave sencilla?
¿Por
qué tus ojos fijas en mí?
Yo
no pretendo, pobre avecilla,
llevar
tu nido lejos de aquí.
Aquí,
en el hueco de piedra dura,
tranquila
y sola te vi al pasar,
y
traigo flores de la llanura
para
que adornes tu libre hogar.
Pero
me miras y te estremeces,
y
el ala bates con inquietud,
y
te adelantas, resuelta, a veces,
con
amorosa solicitud.
Porque
no sabes hasta qué grado
yo
la inocencia sé respetar,
que
es, para el alma tierna, sagrado
de
tus amores el libre hogar.
¡Pobre
avecilla! Vuelve a tu nido
mientras
del prado me alejo yo;
en
él mi mano lecho mullido
de
hojas y flores te preparó.
Mas
si tu tierna prole futura
en
duro lecho miro al pasar,
con
flores y hojas de la llanura
deja
que adorne tu libre hogar.
Fuente:
Poesías de Salomé Ureña de Henríquez.
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La edición es mía.
Photo via Visual hunt
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