A la señorita Victoria, de Carmen Potts



(7 de octubre)


Dos víboras inmensas, custodiando
de tu beldad la gracia seductora,
parécenme tus trenzas, en cada hora,
que su hermosura sigo contemplando.
No es más suave y sutil el viento blando,
ni es más brillante el rayo de la aurora;
no necesitas más, si no te adora,
para rendir al ser que estás amando.
Mas, como tienes cualidades tantas;
como eres de virtud rico modelo;
como fascinas cuando alegre cantas
con esa dulce voz que sube al Cielo;
y como son tan lindos tus cabellos,
de tu ventura veo los destellos.


Fuente: El Perú Ilustrado.
** La edición es mía.

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