Salve,
Virgen divina, en cuyas manos
frescas
se ostentan del Edén las flores;
cuyo
trono lo forman más primores
que
en sus senos ocultan los océanos.
El
ángel de los credos mahometanos,
las
legiones de célicos cantores.
los
canarios, alondras, ruiseñores,
son
por la melodía tus hermanos.
Tú
eres fuente de vida y de belleza;
tú
de encantos sin fin eres tesoro;
de
ti manan la gloria y la grandeza.
Y
el alma humana entre cadenas de oro
tu
esclava es, y de tu ser la alteza
proclama
sin cesar en dulce coro.
1892
Fuente:
Ensayos literarios (1893).
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La edición es mía.
Photo credit: Rifa21 via Visual Hunt / CC BY
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