Era la media noche; tu albo traje
sobre
la muda alfombra reposaba
como
olvidado, mísero plumaje
de
ave que a otra región su vuelo alzaba.
De
tu belleza espléndida el celaje
límpido
espejo en su cristal copiaba,
flotantes
ya las ondas del encaje
que
tu cuerpo magnífico velaba.
Era
la dicha al fin, la dicha entera
que
soñando en tu amor tu fe quería,
la
que vino a premiar tu larga espera...
Pero
mientras tu boca sonreía,
por
tu mejilla pálida, ligera
una
doliente lágrima caía.
Fuente:
Parnaso antillano.
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La edición es mía.
Photo credit: Neal. via VisualHunt / CC BY-NC
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