en
mis noches tristes de penas y lágrimas,
con
un beso de amor imposible,
sin
sed y sin fuego, sin fiebre y sin ansias.
Yo
no quiero el deleite que enerva,
el
deleite jadeante que abrasa,
y
me causan hasta infinito
los
labios sensuales que besan y manchan.
¡Oh,
mi amado, mi amado imposible,
mi
novio soñado de dulce mirada!
Cuando
tú con los labios me beses,
bésame
sin fuego, sin fiebre y sin ansia.
Dame
el beso soñado en mis noches,
en
mis noches tristes de penas y lágrimas,
que
me deje una estrella en los labios
y
un tenue perfume de nardo en el alma.
Fuente:
Parnaso antillano.
**
La edición es mía.
Photo via Visualhunt
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