Una obra dramática de Carmen Bozello

Hasta ahora, la mayoría de autoras que hemos presentado escribieron poesía, o fueron reconocidas por sus poemas; una excepción fue Inés Echeverría, de quien ofrecimos una muestra de su crónica de teatro. Hoy presentaremos a una dramaturga poco recordada: Carmen Bozello (o Bocello) y Guzmán, nacida en 1856 y fallecida en 1885. Fue hija de Juan Bozello, un arquitecto famoso por haber construido varias iglesias en Puerto Rico. Este dato que parecería insignificante nos ofrece ya una pista sobre el entorno en el que fue criada Carmen Bozello, quien recibió elogiosas críticas en su tiempo, pero hoy en día no gozaría de buen recibimiento debido a su talante moralista y hasta reaccionario.

Bozello entró en contacto con la literatura desde muy joven. Curiosamente, su mentor literario fue el reconocido educador Enrique Huyke –originario de Curazao– con quien Bozello contrajo matrimonio algunos años después. Ambos tuvieron a Juan Bernardo, que también fue educador, aunque más tarde se convirtió en un famoso político. Por su parte, Bozello fue una de las tres dramaturgas puertorriqueñas decimonónicas de las que tenemos noticia hasta el momento. Las otras dos son María Bibiana Benítez y Carmen Hernández de Araujo, de quienes ya hablaremos más adelante en este blog. En esta ocasión presentamos una comedia de Bozello: Abnegación y sacrificio, estrenada con éxito y aplauso en Puerto Rico el 15 de octubre de 1876, y publicada ese mismo año en la Imprenta de Cayetano Sánchez Vegas.



Hoy sería fácil juzgar negativamente la obra, quizá con razón, pues

Amelia Denis en Poetisas americanas

Amelia Denis Durán de Icaza nació en Panamá en 1836, y falleció en Nicaragua en 1911. Por lo tanto, dado que ese país se independizó de Colombia en 1903, es comprensible considerar a Denis una escritora tanto colombiana como panameña. Fue hija del editor José Saturnino Denis Barés (1813-1854), de origen francés, y Carmen Durán. Usó el seudónimo “Elena”, y sus compatriotas la apodaron “Alondra del Ancón”.

Debido al oficio de su padre, Amelia Denis se familiarizó desde pequeña con el mundo de las letras. Contrajo matrimonio en dos ocasiones: primero con Antonio Ramírez, y después con José María Icaza. En total, tuvo cinco hijos: cuatro con Ramírez y una con Icaza. Vivió en Panamá, Guatemala y Nicaragua.

Estatua de Amelia Denis ubicada en Panamá.
Fuente: De Panamá a donde sea.

Sus escritos circularon en publicaciones centroamericanas tales como El Panameño, El Heraldo del Istmo, El Trabajo, El Bien Público, etc. También fueron incluidos en parnaso fundacionales, como Antología panameña, La guirnalda literaria –que contiene una generosa colección de sus poemas– y Poetisas americanas. Su obra

Waldina o Ubaldina Dávila en La guirnalda literaria

La colombiana Waldina Dávila Salas de Ponce de León nació en año incierto, entre 1823 y 1831, y falleció en 1900. Sus padres, descendientes de próceres de la independencia de su país, disfrutaron de privilegios y bienes que heredaron a sus hijos. Fue pintora de óleo y acuarela, así como miniaturista en marfil y escritora. Escribió poesía, narrativa, teatro y ensayo. Utilizó el seudónimo “Jenny”. También firmaba como “Ubaldina Dávila Ponce de León”, o “Waldina Dávila de Ponce”.

Waldina recibió una educación refinada: hablaba italiano y francés, en su juventud viajó dos veces a Europa, en donde entró en contacto con la modernidad artística. Según Isidoro Laverde, el escritor y político liberal Aníbal Galindo, hizo este elogioso comentario sobre Dávila en La voz del tiempo:

Cita de Galindo transcrita por Laverde en el primer tomo de Bibliografía colombiana.
El coloreado es nuestro.

Dávila contrajo matrimonio en 1852 con el oficial Rafael Ponce de León, con quien tuvo cuatro hijos, aunque enviudó a poco de haberse casado. A su regreso de Europa, alrededor de 1874, sus escritos aparecieron en numerosas publicaciones periódicas nacionales e internacionales de la época, como La Familia, El Hogar, Colombia Ilustrada, El Colombiano, La Mujer, Lecturas para las familias, La Diana, La Unión Iberoamericana, etc.


Sus textos fueron incluidos en parnasos fundacionales como El álbum de los pobres, Parnaso colombiano y La guirnalda literaria. A continuación

Dulce María Borrero en Arpas cubanas

Esta escritora nació en 1883 y falleció en 1945. Fue bibliógrafa, poeta y educadora. Provenía de una familia de escritores: su abuelo fue Esteban de Jesús Borrero; su padre fue el célebre educador, poeta y médico Esteban Borrero Echeverría, considerado un precursor del modernismo cubano; Dulce María y Juana, su hermana –figura muy importante, de quien hablaremos más adelante en este blog–, también formaron parte de la élite intelectual de Cuba.

Debido a las simpatías políticas de su padre, partidario de la independencia cubana, los Borrero tuvieron que abandonar Cuba. Vivieron un tiempo en Estados Unidos y en Costa Rica, antes de volver a su patria, en 1899. Entonces Dulce María comenzó a destacar en su horizonte cultural. Recibió varios premios y distinciones. Además, sus escritos circularon en publicaciones periódicas, como Revista de Cayo Hueso (Estados Unidos), Revista CubanaCuba ContemporáneaEl Fígaro y Revista Bimestre Cubana.

Postal de 1907 autografiada.
Fuente: Havana Collectibles

En Cuba dirigió,

Ana Dolores Arias en Parnaso salvadoreño

Ana Dolores Arias fue una escritora y educadora salvadoreña. Nació en 1859 y falleció en 1888, con apenas 29 años. Fue Directora del Colegio Cojutepeque, en El Salvador. De su vida se tienen pocas noticias, salvo que pasó grandes penurias en su infancia y que tuvo un romance con el también escritor salvadoreño Rafael Cabrera (no confundir con su homónimo mexicano), quien era un año menor que Arias y falleció en 1885. Han pasado a la posteridad como “Los poetas novios de Cuscatlán”.

Participó de forma constante en la vida cultural de su tiempo. Al enterarse de su muerte, la sociedad literaria denominada “El Ateneo Centro-Americano” les rindió un homenaje a Arias y al escritor guatemalteco Juan Francisco Rodríguez Méndez. En el número 8, correspondiente al 15 de agosto de 1888, en la publicación quincenal de “El Ateneo Centro-Americano”, se imprimieron los discursos pronunciados durante la sesión que dicha sociedad realizó en Guatemala en homenaje luctuoso a Arias y Rodríguez.



Los poemas de Arias comenzaron a circular 1880, bajo el seudónimo “Esmeralda”. Publicó en numerosos periódicos y revistas de su tiempo, como La esperanza, El Gimnacio [sic], El Cuscalteco, La Linterna, La Juventud y La Palabra. La crítica ubica su obra como parte del movimiento romántico centroamericano. Pese a que,

Dolores Veintimilla en Nueva lira ecuatoriana

María Dolores Veintimilla Carrión tuvo una vida breve, trágica e intensa. Nació en 1827, según la mayoría de las fuentes –Clorinda Matto de Turner, de quien hablaremos más adelante en este blog, menciona que la fecha es 1830–, y se suicidó en 1857… Si bien hay quienes afirman, sobre todo en los últimos tiempos, que Veintimilla fue asesinada. La investigadora María Helena Barrera ha dedicado un libro a desvelar el mito tras la figura. Sea como fuere, Veintimilla Es considerada una de las más célebres escritoras de Ecuador.

Cubiertas del libro de Barrera sobre Veintimilla.
Fuente de la imagen: La República.

Hasta donde se sabe, tuvo una infancia privilegiada que le permitió acceder a una educación esmerada y a algunas libertades sociales. Siendo prácticamente una adolescente, cuando tenía entre 14 y 18 años, contrajo nupcias con el médico colombiano Sixto Antonio Galindo, con quien llevó un matrimonio desgraciado. Radicaron un tiempo en Guayaquil, antes de que Galindo abandonara a Veintimilla y al bebé de ambos. A partir de entonces, madre e hijo pasaron estrecheces económicas y penurias. Fue firme opositora a la pena de muerte, al grado de defender a un indígena condenado por parricidio, por lo cual la sociedad de su tiempo la despreció.

Galindo no publicó en vida. Se dice que antes de envenenarse destruyó

Adela Arriola en Poetisas mexicanas

Adela Arriola fue una escritora mexicana que nació en 1857 y murió en 1900. Sabemos, hasta ahora, relativamente pocos datos biográficos sobre ella, salvo que su tierra natal fue Hermosillo, en donde también falleció; que fue profesora, y que participó de forma activa en la vida cultural de su tiempo. Esperamos pronto poder dar más informes sobre esta autora.

Colaboró en publicaciones periódicas como El nuevo mexicano, El abogado cristiano, El diario del hogar y El átomo. Hasta donde tenemos noticia, sus escritos eran poemas, y pudo publicar un poemario en 1878. Su obra ha sido incluida en libros compilatorios como Poetisas mexicanas, de José María Vigil, y en Antología de poetas sonorenses de Segovia Rochín, que vio la luz en 1950.



Ponerles rostro, decir su nombre, leer su obra

Numerosas escritoras hispanoamericanas (latinoamericanas) han quedado en el olvido. Hasta hace algunas décadas, muy pocos se preguntaban por ellas. Sin embargo, el panorama ha ido cambiando y, por fortuna, cada vez salen a la luz más nombres, más rostros, más textos de mujeres. Podría afirmarse que el corpus de escritoras se está conformando como tal, además de que sus nombres y sus obras son reintegrados a donde pertenecían y pertenecen. A guisa de ejemplo podemos recuperar un caso español: Las sinsombrero, que son las mujeres de la Generacióndel 27. Ellas produjeron obras a la altura de las de varios hombres de su grupo, pero no fueron incluidas como parte de éste.

Imagen publicitaria de "Las sinsombrero", de RTVE.

Que se traigan a la luz cada vez más textos escritos por mujeres no significa, por supuesto, que debamos incluirlos todos en las historias literarias, en las antologías, en los programas de cursos… Quizá no sobra recordar que es necesario leer y releer sus escritos para ubicarlos en el acontecer literario y poner al descubierto sus diálogos con otros escritos, con otras voces, con otras visiones de mundo. Tal vez aún no conozcamos una excelente novela del siglo XIX, o un estupendo poema del XVIII, acurrucados entre montañas de celulosa o de cúmulos de kilobytes; tal vez esa novela o ese poema fue escrito por una mujer. 
De igual modo, puede que un texto medianamente conocido, al recircular, sea objeto de lecturas novedosas que amplíen nuestra comprensión de él o de la estética de su tiempo. Nuestro blog se propone ayudar, en la medida de lo posible, a que estos hallazgos ocurran.


Por todo lo anterior, seguiremos presentando los rostros, diciendo el nombre y ofreciendo al lector la obra de tantas mujeres escritoras de la América Hispánica como podamos. Es nuestra manera de contribuir con esa enorme tarea pendiente que se abre frente a nosotros: completar la historia, como dicen Tania Balló, Manuel Jiménez y Serrana Torres (responsables del documental "Las sinsombrero").


Por el momento, intentamos mostrarte el rostro de las siguientes, y te decimos sus nombres, y te ofrecemos sus obras:

Tras la pista de Marcelina Almeida

La vida de Marcelina Almeida Abel es un misterio y, en cierto modo, su obra también es, pese que en las últimas décadas se han hecho algunos hallazgos al respecto; en especial los de Virginia Cánova. Lo que se sabe es que nació hacia 1830, probablemente en Argentina, y murió en 1880. Su nombre está ligado más bien a las literaturas uruguaya y paraguaya. Por ejemplo, Francisco Pérez Maricevich sostiene que el poema de Almeida titulado “La pecadora” es el primero de talante claramente romántico de la literatura paraguaya. Además, sería la primera escritora que figura en publicaciones de Paraguay.

Según lo relevó Francisco Acuña de Figueroa en una dedicatoria que le hizo, Almeida utilizó el seudónimo anagramático “Reine mi bella aclamada” y se sabe que también firmó como “Abel”, su segundo apellido. Los escritos de Almeida circularon en publicaciones periódicas de la época, como La Aurora de Paraguay, La Aurora de Uruguay (Montevideo) y Semanario Uruguayo. Hasta donde sabemos, su obra se compone de poemas, ensayos breves, un cuento y la novela Por una fortuna una cruz.


A continuación ofrecemos el comentario de Almeida a propósito de la muerte de Acuña y los poemas de la autora publicados en la revista La Aurora, que se publicaba mensualmente en Montevideo (no debe confundirse con La Aurora de Idelfonso Bermejo, que se publicaba en Paraguay) bajo la dirección del escritor y periodista español José Antonio Tavolara.


"Las sinsombrero", un esfuerzo por completar la historia

Imagen publicitaria de "Las sinsombrero", de RTVE.

En esta ocasión compartirnos un documental de 59 minutos acerca, no precisamente de la vida y la obra de escritoras hispanoamericanas, sino de artistas españolas: las mujeres de la Generación del 27. La propuesta que sustenta este proyecto es que "sin ellas la historia no está completa". Y "ellas" son: María Zambrano, Rosa Chacel, Josefina de la Torre, Maruja Mallo, Marga Gil Roësset, Ernestina de Champourcín y Concha Méndez. Sin embargo, las recordamos aquí porque casi todas ellas se exiliaron en la América Hispánica durante el período de la Guerra Civil Española (1936-1939) y de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En América contribuyeron a conformar el panorama cultural y literario de su tiempo.


Cartel de promoción del documental (RTVE).
Fuente: 

Como lo mencionan en una de las páginas de RTVE, cooproductora del proyecto junto con Intropía Media y Yolaperdono, "[e]l documental, junto con todas sus propuestas paralelas, propone ensalzar y recuperar el legado de estas artistas. Con el objetivo de que este episodio de nuestra historia artística se reescriba con ellas y a partir de ellas para que sean incluidas de forma incuestionable dentro del grupo del 27".


Fuente: http://medialab-prado.es/article/sinsombrero

En conjunto, "Las sinsombrero" es un proyecto transmedia de Tania Balló, Manuel Jiménez y Serrana Torres. Participó en el Festival de Cine de Málaga y en el Edimburgo Spanish Film Festival 2015. Se puede acceder a él de forma gratuita visitando esta dirección. Allí puede verse el documental, así como biografías de las escritoras arriba mencionadas y de otras más. Esto último atiende a otra iniciativa del proyecto: "Cualquier usuario puede ensalzar a las otras sin sombreros que no han recibido aún su reconocimiento participando en el webdoc. Sólo tienen que subir una foto a twitter o instagram con el hashtag #misinsombrero y saldrán en la pestaña de Participación".


Captura de pantalla. Fuente: RTVE.

Un detalle curioso es que este documental dialoga con uno de los episodios de la estupenda serie española "El Ministerio del Tiempo" (¡que nos tiene en ascuas, deseando que RTVE la renueve y que al fin tengamos tercera temporada!). En ella algunos personajes viajan al pasado -concretamente, a la España de la segunda década del siglo XX- para impedir que Salvador Dalí le venda algunas de sus obras a una comerciante de arte que proviene del siglo XXI pero también viaja a través del tiempo. A continuación, el inicio del episodio 18:






Se trata, pues, de un importante y novedoso proyecto de recuperación de la "otra parte" -la olvidada, la silenciada- de la historia literaria. Por último, aquí puede verse completo el documental:

La crítica de teatro de Inés Echeverría

Inés Echeverría de Larraín fue una versátil escritora chilena que publicó casi toda su obra bajo el seudónimo “Inés”, aunque también usó otros dos: “Rainbow” e “Inés Bello”. Este último hacía alusión al distinguido pensador Andrés Bello, bisabuelo de Echeverría por línea materna. Por azares del destino, habiendo nacido en 1868 y fallecido en 1949, a Echeverría le tocó vivir de cerca acontecimientos relevantes de la historia europea; por ejemplo, estuvo presente en la inauguración de la Torre Eiffel en 1889 y vivía en París con su familia cuando estalló la Primera Guerra Mundial (1914).


Huérfana de madre a pocos días de haber nacido, Echeverría quedó al cuidado de su tía paterna Dolores. En 1888 realizó su primer viaje a Europa, en compañía de sus tíos y su prima también por línea paterna. Regresó a Chile dos años después. En 1892 se casó con Joaquín Larraín Alcalde, con quien tuvo tres hijas. En 1900 el matrimonio emprendió una peregrinación a Tierra Santa, que dio origen al libro Hacia el Oriente, publicado en 1905. 
A partir de entonces, no dejó de escribir ni de involucrarse de forma muy activa en los círculos artísticos y literarios de su época. Hacia 1910 volvió a viajar a Europa, de donde la familia salió huyendo cuatro años más tarde, al declararse la Gran Guerra. A su regreso a Chile se incorporó a la Universidad de Chile, a la cual se integra calidad de docente, siendo la primera mujer académica de esta institución. Escribió novelas, cuentos, crónicas, diarios, memorias y artículos periodísticos. Sus textos aparecieron como libros individuales, e igual en periódicos y revistas de la época, como Familia, Silueta, Zig-Zag, Pacífico Magazine, El Mercurio y La Nación. Se dice que Echeverría fue teósofa y espiritista, lo cual parece corroborarse en su intercambio epistolar con la pintora María Tupper Huneeus.

Retrato de Echeverría.
Fuente: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-98723.html

Una de las características más interesantes de la obra de Echeverría es, como ya dijimos, su versatilidad. Escribió mucho, acerca de temas muy diferentes: política, derechos de las mujeres, viajes, libros, teatro. De sus escritos nos interesa ahora llamar la atención sobre su crítica de teatro. La mayoría de sus textos críticos aparecieron en el periódico La Nación. Algunos de ellos fueron incluidos en Emociones teatrales, libro del que enseguida hablaremos, y en otro cuya publicación todavía se duda: Crónicas literarias sobre teatro, tal vez póstumo.

Portada del libro Emociones teatrales, publicado en 1910.

Emociones teatrales consta de 21 artículos de crítica teatral, casi todos fechados entre 1909 y 1910. Para dar una muestra del estilo de particular de esta autora y, a final de cuantas, del tipo de escritos que mujeres hispanoamericanas estaban realizando a principios del siglo XX, ofrecemos a continuación uno de los textos de Echeverría que más polémica generaron: su crítica –fechada el 2 de diciembre de 1909– a Casa de muñecas, de Henrik Ibsen, representada por la compañía de la actriz italiana Clara della Guardia. El lector curioso puede encontrar el resto del libro en el espacio de Memoria Chilena dedicado a Echeverría, en donde está disponible para descarga gratuita.


Carolina Freire en Parnaso peruano

Carolina Freire Arias fue una escritora y periodista peruana que nació en 1844 y falleció en 1916. Actualmente, su apellido también se escribe con y: “Freyre”. Firmó buena parte de sus obras como “Carolina Freire de Jaimes”. Escribió poesía, teatro (en verso) y narrativa. Se inició en la vida literaria a muy temprana edad: tenía 16 años cuando sus primeros poemas se publicaron en la revista La bella tecteña, editada por el periodista e impresor Andrés Freire Fernández, padre de Carolina. Ésta se casó con el escritor y periodista boliviano Julio Lucas Jaimes, cónsul por Bolivia en Perú. De este matrimonio nacieron varios hijos, de los cuales uno, Ricardo, llegaría a ser una de las máximas figuras del modernismo hispanoamericano.

El escritor modernista Ricardo Jaimes Freyre.
Fuente: Wikipedia.

En Tacna, su tierra natal, Freire se hizo amiga de Federico Barreto, Rómulo CúneoVidal, Víctor González Mantilla, Modesto Molina Paniagua, con quienes fundó la “Cofradía Lírica”, después llamada “Bohemia Tacneña). Freire y Jaimes participaron de forma activa en el horizonte artístico-cultural de su tiempo, sobre todo a partir de su traslado de a Lima, hacia 1869. En 1874, junto con Juana Manuela Gorriti, fundó el periódico literario El Álbum (1874-1875), que destacó por su calidad y por ser una de las primeras publicaciones dirigidas sólo por mujeres. 

Publicó en diversos periódicos y revistas de la época, y especialmente en El Nacional, El Correo del Perú y La Patria. Ella su esposo también pasaron algunos años en Bolivia y Argentina, en donde colaboraron en el medio literario. A lo largo de su vida, Freire recibió premios y distinciones. Por ejemplo, fue la primera mujer invitada a colaborar en El Correo del Perú (1871-1878) y la primera admitida en el Club Literario de Lima (1871-1879). Así mismo, fue incluida en Poetisas americanas y Parnaso peruano, ambas obras de José Domingo Cortés, de quien ya hemos hablado un par de veces en este blog. 

A continuación ofrecemos los poemas de Freyre en Parnaso peruano, de 1871.

"Arica. Sobre las ruinas."

Antonia Artucio en su propio Parnaso uruguayo

En este blog consignamos textos de autoras fallecidas en años cercanos a la mitad del siglo XX. Sin embargo, hacemos excepciones. Una de ellas es Antonia Artucio Ferreira (1889-1979), una importante escritora y editora uruguaya. En la actualidad es recordada, sobre todo, por una de sus obras de mayor reconocimiento nacional e internacional: Parnaso uruguayo, publicado en España por la casa editorial Maucci hacia 1923. En este sentido, Artucio también fue una excepción, ya que a principios del siglo XX muy pocas mujeres editaron libros de semejante trascendencia.

Por su afán de inclusión, el parnaso fundacional de Artucio se distinguió de otros esfuerzos editoriales de su tiempo. En él podemos encontrar poemas de 102 autores: 57 en la primera parte, y 45 en la segunda. Éstos son tanto figuras relevantes en la actualidad como escritores hoy casi olvidados. Al respecto, Pablo Roca anota lo siguiente:
Fuente: "Cruces y caminos de las antologías poéticas uruguayas", disponible en http://revistas.ucm.es/index.php/ALHI/issue/view/ALHI040411/showToc

Además de textos de  autores poco conocidos, Artucio introdujo, por supuesto, poemas de algunos de primera línea en la literatura uruguaya e hispanoamericana (o latinoamericana) en general, como Delmira Agustini -de quien hablaremos más adelante en este blog-, Manuel Peris y Curis, Víctor Pérez Petit, José Enrique Rodó, Jules Supervielle, Alberto Zum Felde, etc.

Curiosamente, valdría afirmar que Artucio se ha salvado del olvido debido a su propio parnaso, ya que incluyó sus poemas en éste. Así, pues, en Parnaso uruguayo tenemos a la editora y a la poeta. Como ya dijimos, el libro de Artucio se organiza en dos secciones. La primera está dedicada a la obra de autores reconocidos en su tiempo; y la segunda, a quienes “brillaron por un momento” o a los “novísimos”. Así lo explica la editora al inicio de cada parte:


"Advertencias al lector" en la "Primera parte".

"Advertencias", en la "Segunda parte".
Es de notar que la editora pone de relieve las dificultades que pasó para concluir su tarea, que le llevó tres años y algunos meses.

Una vez presentada aunque sea a vuelo de pájaro la autora, presentamos a la poeta. A continuación ofrecemos los poemas que Artucio publicó en su libro:

"Blanca torre de quimeras."